Monserrat y los Nazis


Carlos F Fàbregas

La idea de nazis en Montserrat puede parecer sacada de una historia fantástica, pero en 1940 este hecho ocurrió realmente. Una delegación nazi, encabezada por Heinrich Himmler de la SS, visitó el Monasterio de Montserrat con un propósito muy concreto: la búsqueda del Cáliz que, según la tradición, utilizó Jesús durante la Última Cena.

Antes de analizar en detalle lo sucedido durante esa visita y los hallazgos de la delegación alemana, es importante detenerse en la historia y el valor que posee el Monasterio de Montserrat para los catalanes. Este monasterio alberga la famosa Virgen de Montserrat, cariñosamente conocida como “La Moreneta” debido al color oscuro de su piel. La Moreneta es venerada por todos los catalanes y es considerada la patrona de Cataluña.

HISTORIA DEL MONASTERIO

El Monasterio de Montserrat, ubicado en la sierra catalana del mismo nombre, es un símbolo de espiritualidad, cultura e identidad para Cataluña. Su historia milenaria está marcada por la fe, el esplendor cultural, la destrucción y la resistencia, convirtiéndolo en un testimonio vivo de la historia del pueblo catalán.

El origen del culto se remonta al año 880, cuando la tradición narra el hallazgo milagroso de una imagen de la Virgen María en una cueva. Este fervor motivó la fundación del monasterio de Santa María de Montserrat en el año 1025 por el abad Oliba, estableciéndolo como centro espiritual.

El monasterio alcanzó su estatus de abadía independiente en 1409, consolidando su autonomía e influencia. Durante los siglos XV al XVIII vivió una época de gran esplendor cultural y monástico, destacando el florecimiento de la Escolanía de Montserrat, uno de los coros infantiles más antiguos de Europa, y el enriquecimiento de su biblioteca con valiosos manuscritos y obras, lo que convirtió a Montserrat en un referente cultural.

No obstante, la historia del monasterio también estuvo marcada por momentos difíciles. Durante la Guerra de la Independencia española, entre 1808 y 1811, las tropas napoleónicas atacaron, destruyeron y saquearon por completo el monasterio. Posteriormente, la desamortización de 1835 —un proceso explicado previamente en el artículo sobre el Monasterio de Sant Cugat— obligó al abandono del lugar. La vida monástica no se restauró hasta 1844, momento en el que se inició la reconstrucción del recinto. Finalmente, en 1881, el Papa León XIII proclamó a la Virgen de Montserrat como Patrona de Cataluña, consolidando así el vínculo espiritual y cultural del monasterio con el pueblo catalán.

Durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, Montserrat se erigió como refugio simbólico para la cultura y la lengua catalana. A pesar de la represión brutal, el monasterio mantuvo su compromiso con la libertad, acogiendo a intelectuales y artistas. Hoy, Montserrat es un complejo de peregrinación religiosa y destino turístico y cultural de primer orden, albergando la Escolanía y un museo con obras de arte de figuras como El Greco, Picasso y Dalí, todo ello en un marco natural impresionante.

VISITA DE LOS NAZIS

La delegación nazi que visitó el monasterio de Montserrat estaba encabezada por Heinrich Himmler, uno de los principales líderes del régimen y jefe de las temidas SS (Schutzstaffel), una organización paramilitar fundada en 1925 como unidad de protección personal de Adolf Hitler, que con el tiempo se convirtió en una institución poderosa y temida del Tercer Reich, siendo fuerza ideológica, militar y policial.

La visita se realizó el 23 de octubre de 1940, durante un viaje oficial a España de Adolf Hitler para reunirse con el dictador Francisco Franco en Hendaya ese mismo día. Hitler se reunió con Franco para negociar la posible entrada de España en la Segunda Guerra Mundial del lado del Eje. Aunque no se llegó a un acuerdo firme, se firmó un protocolo secreto donde Franco se comprometía a entrar en la guerra en una fecha que él mismo determinaría. Hitler prometía vagamente que España recibiría territorios en África como compensación. España apoyó a Hitler después con la División Azul, un contingente de voluntarios, para luchar junto a los alemanes contra la Unión Soviética.

Himmler visitó Montserrat bajo el pretexto de un interés cultural y diplomático, pero existía un interés más esotérico y místico: la búsqueda del Santo Grial. Himmler, influenciado por las ideas esotéricas del nazismo y por la organización Ahnenerbe (una sociedad secreta nazi dedicada a la arqueología y la historia mística), creía que el Santo Grial —el cáliz usado por Jesucristo en la Última Cena— podría estar oculto en Montserrat. Esta creencia se basaba en leyendas medievales y en la ópera Parsifal de Richard Wagner, que menciona una montaña sagrada llamada Montsalvat, que algunos identificaban con Montserrat.

El monje Andreu Ripol fue designado para recibirlo porque era el único que hablaba alemán. Ni el abad Marcet ni el padre Escarré quisieron aparecer en fotos con Himmler, por lo que delegaron en Ripol la incómoda tarea de guiar al visitante. Según relatos posteriores, Ripol era joven y se sintió desconcertado por la presencia del alto mando nazi y aún más por su petición: Himmler le pidió que le entregara el Santo Grial, convencido de que se encontraba oculto en la montaña catalana.

La visita fue parte de un itinerario más amplio que incluyó una parada militar en Barcelona y un banquete en el Hotel Ritz. El evento fue costoso y simbólico, reflejando el interés del régimen franquista en estrechar lazos con la Alemania nazi.

Aunque no encontró el Grial, la visita dejó una huella incómoda en la historia del monasterio y en la memoria de quienes la vivieron. Ripol, años después, relató el episodio como una mezcla de surrealismo y tensión, en la que tuvo que mantener la compostura ante una figura que representaba el terror del siglo XX.

La visita de Heinrich Himmler al monasterio de Montserrat en 1940, lejos de ser un simple gesto diplomático, revela la profunda influencia que las creencias esotéricas y simbólicas ejercían sobre algunos líderes del Tercer Reich. El interés por el Santo Grial, alimentado por leyendas medievales, llevó a Himmler a considerar Montserrat como un posible enclave sagrado, lo que demuestra cómo el misticismo se entrelazaba con la ideología nazi.

El contexto político de la visita, enmarcado por la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya, subraya el papel de España como terreno de maniobras diplomáticas y simbólicas. Aunque el Grial no fue hallado, el episodio revela cómo Montserrat, símbolo de la espiritualidad catalana, fue momentáneamente arrastrado al teatro de las ambiciones totalitarias.

Finalmente, este acontecimiento refuerza el valor histórico y cultural del monasterio, que ha resistido guerras, saqueos y presiones ideológicas, manteniéndose como un bastión de identidad, fe y dignidad frente a las sombras del poder y las dictaduras.



Comentarios

  1. Muy ilustrador Carlos, pero ademas de ser una reliquia de incalculable valor , para los misticos que significado o propiedades tiene el Santo Grial???

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